JODRA, SUSANA; ARTEAGOITIA, DAVID; FULLAONDO, USOA; RODRÍGUEZ, DANIEL
Si bien comer es un acto necesario de supervivencia, a su vez, la comida es un medio de expresión cultural y artística. Nos acompaña como rito desde los tiempos en que las primeras comunidades humanas se reunían comiendo para su reconocimiento y apoyo mutuo, para la reafirmación de sus lazos y de sus sueños. En aquellas culturas en las que las necesidades básicas están cubiertas, las inquietudes y exigencias del que disfruta cocinando y del que disfruta comiendo han ido cambiando.
Cocinar es creación, y el comer una experiencia que proporciona conocimiento y placer. Al igual que un espectador visita una exposición y disfruta con las obras que contempla, el comensal se muestra igual de expectante ante los platos que le presentan, pero el nivel o la posibilidad de participación e interacción de este es mucho mayor; puede ver, oler, oír, tocar y degustar físicamente y sensualmente aquello que ha elegido. Sin embargo el visitante de una exposición en la mayoría de los casos sólo puede ver, limitándose a contemplar; para un placer sensorial más completo deberá seguramente adquirir la obra, para poseerla. Tanto las sensaciones y experiencias de uno como del otro se reducen a momentos preciosos capturados en la memoria.
Con la idea de ampliar ese disfrute sensorial de la experiencia memorable, hemos considerado la posibilidad de aunar ambos mundos: el gastronómico y el artístico. Un punto de encuentro creativo en que los artistas han aportado su visión y conocimiento, y los cocineros su oficio y experiencia; cada cual desde miradas diferenciadas y utilizando diferentes herramientas, pero con un mismo propósito aventurero.
