Escribí estas páginas -dice su autor- con un doble propósito: ayudar a los jóvenes a comprender los procesos que han vivido y darles así la posibilidad de restañar las ´heridas´ que les hubieran podido quedar. Y ayudar a los padres a comprender a sus hijos cuando dan el cambio, a interpretar esos hechos desconcertantes como signos de una historia p ersonal. Conocer las claves de interpretación de esos signos puede ayu dar a aplicar en cada caso el bálsamo adecuado. Para comprender la cr isis de la adolescencia.