¿Qué significan los pies de los serafines que aparecen en la escena de la vocación del profeta Isaías (Is 6) y, sobre todo, por qué los ocultan tan delicadamente a la curiosidad del lector u oyente? ¿Por qué el Dios de la Biblia -especialmente el del Antiguo Testamento- resulta tan violento y cruel? ¿Por qué, según la literalidad del evangelio, debemos odiar a nuestro padre y a nuestra madre para ser discípulos de Jesús, aunque de esta manera infrinjamos el cuarto mandamiento del Decálogo, que manda justamente honrar a los padres? Estas son algunas de las preguntas a las que se trata de dar respuesta en esta obra. Las explicaciones que se ofrecen pretenden poner sobre la pista de la ´encarnación´ como criterio decisivo para valorar cabalmente los textos bíblicos.