La manera en la que surge la nueva Constitución española de 1931 hace suponer que no han de faltarle escoliastas: pero su misma índole obliga a procurar desde un principio una interpretación decorosa y digna de sus preceptos, para que no se desvirtúen, como otras veces ocurriera, al comenzar su aplicación.
Tal es el móvil principal a que responde el presente libro, cuyas características pueden sintetizarse en pocas palabras: respeto, imparcialidad, independencia, preocupación técnica.