Las Canarias han sido desde la antigüedad unas islas de bondad, de leyenda, de descubrimiento y de encuentro de personas y continentes. Europeas, africanas y americanas a la vez, fueron el último meridiano conocido a partir del que Colón las vinculó perpetuamente a América. Con la llegada y establecimiento en el siglo XIX, unas veces definitivo y en otras ocasiones temporales, de muchos que querían una vida nueva y mejor, ya en las mismas islas ya en el continente americano, la enseñanza de idiomas en Canarias fue una necesidad, una reflexión de las instituciones, un negocio y un laboratorio de diferentes métodos. De eso es de lo que trata este libro, de cómo se tomó conciencia y se procuró resolver la cuestión, en un estudio documental de las lenguas extranjeras, los profesores, los centros educativos y los métodos empleados en casi más de cien años