Prim era un catalán muy catalán y por eso muy español. Un monárquico que destrona a Isabel II con el objeto de regenerar la democracia empezando por limpiar la Corona. Prim lideró el primer gran consenso de nuestra democracia sumando a demócratas, progresistas, monárquicos, conservadores, republicanos y unionistas. Y, hasta hoy, es el único catalán que ha presidido el Gobierno de España. La España de Prim es una España de tensiones. Las tensiones entre la muerte de la monarquía absolutista y el nacimiento de la democracia, libertad y orden, lo civil y lo militar, la España que pierde América y Cuba y al perderlas se pierde a sí misma y la que busca un nuevo rumbo, que lideró Europa y que no sabe qué hacer en ella. Y, finalmente, las tensiones entre España, los españoles y sus territorios, entre España como nación y la identidad propia de sus territorios y sus gentes, tradiciones y lenguas. La biografía de Prim puede decirnos muchas cosas a los españoles de este principio del siglo XXI. Su vida y los avatares en los que transita su acción política explican los profundos dilemas que, todavía hoy, están sobre el tapete del debate español en los apasionantes tiempos que vivimos en estas primeras décadas del siglo XXI.
