La persona es el centro del desarrollo de las organizaciones; sin ella, a día de hoy no sería posible hablar de organizaciones competentes. Hacer que el desarrollo de las personas se incorpore como una prioridad en la función directiva es una necesidad y un reto.
De ahí la necesidad de valorar la competencia de los profesionales con los que nos relacionamos y la utilidad de la evaluación del desempeño. Sin duda, es necesario un modelo flexible y dinámico que estructure y oriente esa evaluación a través de un proceso de gestión del desempeño que dentro de cada organización facilite la mejora continua de sus profesionales.
Pero la implantación de la gestión del desempeño genera dificultades y dudas en algunas organizaciones, por lo que ofrecer un camino posible es uno de los fines que da sentido al modelo DCM«.
En esta obra se propone el modelo DCM« de gestión de desempeño que posibilita el acompañamiento del profesional en un proceso orientado al desarrollo. Para ello se apuesta por que cada avance sea significativo y cada pequeño o gran paso se convierta en germen y constatación de una actitud de búsqueda y compromiso con la mejora continua.