Una anciana deja en herencia un palacete a una modesta compañía dramática, siempre y cuando representen su obra preferida. Lo que en un principio parecía una tarea sencilla, se complica por momentos: el texto en cuestión es tan difícil de localizar como aburrido, y la compañía se verá obligada a trabajar con un grupo de teatro millitar que tiene un pequeño defecto: está implicado en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981