Pese a ser un tópico mil veces repetido, la denominada singularidad de al-Andalus en la realidad no lo fue tanto. Sólo una visión localista -en la cual han incurrido tanto detractores como fervorosos partidario s- que olvide el islam medieval y moderno en su coniunto puede insisti r en esa mixtificación histórica y desconocer que la Península Ibérica no fue la única tierra de confrontación entre esa religión y su cultu ra correlativa y las propias de los países conquistados por los árabes : Sicilia, Bulgaria, Grecia, Yugoslavia, la India... también son terri torios en los cuales el islam entró por la fuerza de las armas y acabó reculando por la reacción a largo plazo de las poblaciones respectiva s o por la aparición de conquistadores nuevos. La Hispania medieval no constituyó una excepción, ni siquiera en Europa, como lugar de afinca miento y retroceso de la religión musulmana y, sin embargo, tal idea e stá presente de modo subliminal y repetitivo, cuando no declarado, en discursos políticos,