La Universidad de Barcelona, fundada por Alfonso el Magnánimo en 1450 (hace ahora 555 años), se convirtió casi un siglo después, por iniciativa del ayuntamiento, en el centro de saber más avanzado de Cataluña. La minuciosa investigación y cartografía de sus áreas de transmisión y cultivo del conocimiento evidencian que vivió una auténtica edad de oro en esta época. En este sentido, pues, podemos ratificar lo que los estudios sobre la lectura y el libro ya han apuntado: no hubo retraso ni excepcionalidad cultural en la Barcelona del Renacimiento y la Contrarreforma. La universidad se situó a la altura de los patrones europeos e incluso los superó en lo que hace referencia a la formación de los profesionales sanitarios. Del crisol académico surgieron los intelectuales creadores de opinión y las clases dirigentes de una ciudad que estaba muy lejos de padecer los síntomas de ese fenómeno descrito como "la decadencia catalana", hoy absolutamente cuestionado y obsoleto. La municipalización de la institución universitaria -la más representativa del modelo dominante en la Corona de Aragón- limitó el intervencionismo regio y el corporativismo gremial y atávico de los colegios de doctores, propició un brujulear político con secuelas de corrupción y protestas de los estudiantes, y representó una alternativa organizativa respecto a las universidades de Castilla, que, con sus luces y sombras, respondió a los intereses de las elites y capas medias de la sociedad barcelonesa. .Este libro ofrece al lector una visión panorámica sobre el mundo universitario de Barcelona en uno de los períodos más atractivos, inspirados e ignotos de su historia. Brinda a los estudiosos un acercamiento a la cuestión que ofrece respuestas, pero también plantea numerosas preguntas que quedan abiertas -a modo de acicate- a ulteriores análisis.