Este libro trata de la llegada de la Compañía de María al Japón y de su desarrollo inicial en aquel país. Abarca unos años apasionantes y convulsos, en los que los religiosos, llegados fundamentalmente de Francia, tuvieron que hacer un enorme esfuerzo de adaptación y de discernimiento para encontrar los caminos por los que la vida marianista pudiera arraigar, crecer y dar fruto en aquel mundo peculiar.