Iholdi es una niña que necesita compartir algunos secretos que le parecen terribles con alguien de confianza. Esa persona es su abuela que, a pesar de haber muerto hace tiempo, resulta un pilar muy sólido donde todavía se sostiene la niña. A ella le va contando sus peripecias, en las que no está sola. En la primera carta le cuenta sus juegos con su primo Martín, que siempre está haciendo cosas peligrosas y como logra resolver la situación. En la segunda carta, narra cómo Marina la chica que la cuida por las tardes se va a meter en uno aún más gordo en el que ha tenido que venir la policía. Y luego llega la historia de las tumbas y Deo Gratias, la mujer-niña, un secreto más que guardarse dentro.