Internet nos ha cautivado. Nadie podía imaginar en su inicial presentación que las relaciones sociales cambiarían tanto, ni que morder su fruto abriría de tal manera los ojos y la curiosidad hacia un nuevo mundo. Aunque sigamos con pautas de comportamiento tradicionales, la mayor parte de nuestro tiempo nos desenvolvemos en una maraña de redes, de suerte que pensamos que todo está -accesible- a través de Internet y que sin la correspondiente -aplicación- ya no se puede vivir. Cambios éstos que inciden en muchas instituciones jurídicas cuyo sentido es necesario repensar porque Internet obliga a instaurar unas reglas justas y seguras garantizadoras de los derechos de los ciudadanos. La obra que el lector tiene en sus manos atiende a un asunto capital de ese Derecho de Internet, a saber, la -neutralidad de la red-. Qué se entienda por una red neutral definirá la evolución de Internet, los derechos de los usuarios, la igualdad de los ciudadanos, la competencia entre las empresas, la innovación e inversiones en infraestructuras y un largo etcétera. La polémica está al rojo vivo. Este libro da cuenta de todas sus implicaciones. La autora reflexiona sobre ellas y avanza criterios propios y bien razonados.