Ciertos modelos de ensueño, bien fueran en su origen “verdaderos”, bien meras ficciones de la propaganda política y religiosa, estuvieron rodeados de tal prestigio social, político y religioso, que se transmitieron de generación en generación y de unos pueblos a otros a lo largo de los siglos. Existe pues, una tipología cultural de los ensueños, tanto en su trama onírica como en los fines que su relato y consignación por escrito perseguía. Al menos de aquellos que hemos llamado “significativos” y calificaba de públicos un autor del Corpus Hippocraticum.