El término globalización llamó a equivoco. Su tradicción directa del ámbito anglosajón sugería a los usuarios de las lenguas romances otros matices y quizás no acertaba a transmitir lo que pretendía el significante: la mundialización de un conjunto de actividades humanas y su consecuencia a partir de un determinado marco institucional y tecnológico que no existía previamente.
Se trata de un nuevo conjunto propiciado para un nuevo soporte tecnológico.