Dirigido a fines de 1622 a quien estaba llamado a ´gobernar el viaje del gran bajel del imperio´, ´al solo maestro que guía todas las cuerdas de este gran relox´, Peso de todo el mundo, de Sir Anthony Sherley, fue uno de los textos que mayor influencia alcanzó en la mente y en la acción política del conde-duque de Olivares durante sus primeros años como valido de Felipe IV.
Una ´cosmografía y delineamiento´ en la que su autor desgrana la geografía política y económica mundial, prefijando lo que hoy se conoce como primera edad global, pero en la que -a diferencia de la Descripción de todas las provincias del mundo, de Giovanni Botero- Sherley no sólo se limita a describir e inspeccionar cada una de esas provincias (potentados), sino que pone en valor sus capacidades, aspiraciones y debilidades, lo que le faculta para observar su peso relativo en relación con el de la monarquía de Felipe IV.
Con Discurso sobre el aumento de esta monarquía (1625), Sherley se atreve a dar un paso más que en 1622. Si en Peso de todo el mundo llegó a la conclusión de que ningún potentado, por fuerte que fuera, estaba capacitado para poner en apuros al imperio español sin ayuda de otros estados, el Discurso de 1625 -dirigido ahora al propio Felipe IV-, aplicando una metodología similar, le previene de ligas ofensivas y defensivas que se tejen y entretejen a la sombra de su gran monarquía con el fin de debilitarla y destruirla.