Del mismo modo que los primeros cartógrafos recorrían territorios ignotos para conocerlos y poder
representarlos en los mapas, los p ioneros que decidieron afrontar el tratamiento de la psicosis se adentraron por
caminos desconocidos sin pretender nunca llegar a inexistentes destinos concretos, sino simplemente seguir adelante,
progresando para ir un poco más allá. Esas rutas exploradas a veces tienen un trazado más claro y otras más borroso, y
para avanzar por ellas hay que tener en cuenta que no están regidas por la -razón pura- kantiana, sino por la razón
descubierta por Freud, una razón que incluye el inconsciente y el goce.