La evaluación del largo trayecto recorrido por Rodolfo Alonso en medio siglo conduce al lector a establecer la abolición del escenario histórico y cronológico, para que el trabajo poético de uno de los mayores poetas argentinos (y latinoamericanos) de nuestro tiempo pueda dejarse ver en toda su nitidez y en todo su misterio. En su condición de traductor (o mejor, de Príncipe de los Traductores) de tantos nombres eméritos, que corresponde a una verdadera recreación, él les transfiere esa respiración viva y alentadora que sustenta sus propios versos.