Por la parte de Swann, primera entrega del gran ciclo narrativo proustiano A la busca del tiempo perdido, remite al lector a las vacaciones infantiles del protagonista. Mediante la ya mítica magdalena y en el ya mítico Combray, esta remembranza iniciática va cristalizando en un mundo dividido en dos partes que articulan el conjunto de pulsiones psicológicas, sociológicas y simbólicas que ofrece el Narrador: la parte de Swann, o mundo de la burguesía parisina, con un Swann de origen judío, esteta estudioso, casado con una antigua cocotte que pretende romper con los bajos fondos; y la parte de Guermantes, o mundo de la aristocracia, nimbado de misterio y distancia, sin vínculos con la familia del Narrador, en cuya mente de niño se inscribe como un universo de referencias míticas.