¿Podemos realmente llamarnos europeos? Nunca como hasta ahora,con la n ueva Constitución europea, estas cuestiones hanadquirido tanta importa ncia. Sin embargo, como señala GiovanniReale, es precisamente ahora cu ando resultan más esquivas. Si nose quiere reducir Europa a un mero de safío político oeconómico, es necesario tener el valor de lanzar una m irada alorigen de nuestra historia, a la posibilidad de renovar al hom breeuropeo, reviviendo de forma nueva sus raícess culturales yespiritu ales.