En estas páginas, el lector podrá acceder a los intríngulis del proceso constructivo del actual Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México: una obra arquitectónica de carácter público y patrocinio estatal que pervive como icono de la modernidad cultural y política a lo largo de los 30 años de su edificación (1904-1934). Gloria frustrada de la última década de la dictadura porfiarían, botín político de las sucesivas y efímeras facciones en pugna que pasaron por la presidencia de la República durante la lucha armada; símbolo de las conquistas de la Revolución de una cultura y educación para el pueblo. Siempre ha estado vivo en los medios escritos que alabaron o denostaron la edificación de este Teatro Nacional, arena de luchadores por la pervivencia o la transformación en el diseño y usos que animan este espacio artístico, mismo que un observador expectante disfruta o satiriza.