Este libro nace de una preocupación hondamente humana: el origen del ser del hombre no es, paradójicamente, algo humano, tampoco su finalidad o sentido, el hombre no es el auténtico sujeto del devenir o progreso de la historia. La imposibilidad de ser, atisbada y susurrada en e lanterior libro del autor, Ella (2012), es expuesta sin máscaras en el presente ensayo. Mientras que allí el final del camino conducía a la soledad del abismo, ahora se ofrecerá una vía para escapar a él en la inmersión en el no-ser constitutivo que supone la memoria: "Y he visto con alegría que la sombra que me acompaña, mi nueva inquilina, no es la soledad; su nombre, mucho más claro, más amable y placentero que el de aquella con la que tantas cosas viví, es MEMORIA". A través del desarrollo ontológico de la trascendencia, tal y como se ha dado en los momentos culminantes de la Filosofía occidental, el autor encontrará el modo en el que, desde la coherencia del planteamiento acerca del origen a-humano del mundo cultural, el hombre pueda, aceptando su propia nihilidad óntica, reconocerse en la inmersión del no-ser que lo constituye. La memoria, en cuanto expresión humana de esta inmersión en el no-ser, es la potencia humana encargada de ofrecer la alternativa a la soledad de lo humano planteada en Ella.
