Traducir para niños habla con pasión y rigor de la traducción en su vertiente infantil. La traducción para este público tan especial no está exenta de vericuetos y callejuelas que hay que saber cruzar, a veces en penumbras, pero sólo por la satisfacción de volver a la niñez y establecer un diálogo -y además visible- entre los niños que fuimos una vez y los niños actuales, merece la pena.