En septiembre de 2011, de cara a la semana de entrega de sus Premios, la Fundación Príncipe de Asturias se planteó cómo homenajear y dar a conocer al gran público la Royal Society, institución que había recibido el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades la primavera anterior. Una buena manera de hacerlo era contar en una exposición las relaciones entre España y la insigne sociedad científica a los largo de 350 años de historia.