Un viaje al corazón de la naturaleza humana a través de tres pequeñas obras maestras.
Por el ganador del Premio Nacional de Literatura Miguel Angel Asturias, el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso y el Premio siglo XXI.
-L eerlo [a Rodrigo Rey Rosa] es aprender a escribir y también es una invitación al puro placer de dejarse arrastrar por historias siniestras o fantásticas.-
Roberto Bolaño
-Una escritura despojada hasta el máximo, en la que ninguna palabra sobra, y sin embargo envolvente y sensual hasta rozar lo obsesivo, casi como un sueño vivido.-
Pere Gimferrer
-Las novelas escritas por guatemaltecos son, por definición, exóticas. Las novelas guatemaltecas ambientadas en la selva del Petén, en Africa del Norte o en el sur la India pueden no tener el encanto de lo extraño, pero deben llamarse, en rigor, exóticas-, declara el autor en su introducción a este volumen memorable.
Escritor errante, Rodrigo Rey Rosa es un maestro a la hora de retratar las geografías que ha conocido y a los seres humanos que las pueblan. Marruecos, la India y las antiguas tierras mayas en la selva de Centroamérica acogen las novelas aquí recogidas -Lo que soñó Sebastián, La orilla africana y El tren a Travancore (Cartas indias)-: tres historias para viajar y atesorar.
La crítica ha dicho...
-Rodrigo Rey Rosa pone al lector ´fuera de sí´, lo hace soñar, lo trastorna, lo domestica y, después, en un perfecto smash, lo envía lejos de toda certidumbre.-
Claude-Michel Cluny, Le Figaro Littéraire
-Discípulo libresco de Jorge Luis Borges, primero, y en directo de Paul Bowles, después, Rodrigo Rey Rosa es un narrador sin patria ni tradición, marcado por la austeridad ejemplar de su escritura.-
Miguel Mora, El País
-Rey Rosa crea historias de proporciones míticas.-
Jonah Raskin, San Francisco Chronicle
-No hay duda de que Rey Rosa es uno de los mejores escritores del momento.-
Raquel Luzárraga, Quimera
-Un implacable testigo, aunque jamás un cronista, del cruce y el conflicto de razas, culturas y civilizaciones.-
J.A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia