Retrato minucioso del siglo XIX, reproduce costumbres, personajes y ambientes del terruño bienamado. No faltan en este relato la mirada perspicaz ni la sonrisa socarrona con que Cayetano Rodríguez Beltrán acompaña a la observación aguda de sus contemporáneos. Quiso el autor dejar constancia de un modo de ser, de pensar y de vivir, que al paso de los años se convirtieron en estereotipos de una región y del carácter del pueblo.