La teología del matrimonio se sitúa en una encrucijada de caminos: lo carnal y lo espiritual, el varón y la mujer, el amor humano y el divino, lo privado y lo público, la tradición y el futuro, la naturaleza y la gracia... ¿Cómo integrar tantos aspectos? Jesús mismo lo indicó: ´lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre´ (Mt 19, 6). Dios es la fuente del amor, que ha unido a varón y mujer y les asocia en un camino de comunión siempre más honda. Por otro lado, ´lo que Dios ha unido´ se revela en modo insuperable con la venida de Jesús al mundo que, en su entrega de amor por la Iglesia, es esa misma unión.