El presente libro pretende, subsanar la laguna historiográfica relativa al período comprendido desde el cierre del teatro municipal y la inauguración del Calderón, un período y un argumento en que se ponen de manifiesto con especial claridad las expectativas, las necesidades y las posibilidades de la burguesía localdecimonónica. Sin embargo, al proceder a la previa e inexcusable contextualización histórica de los parámetros sobre los que se asienta la realidad teatral ochocentista, se hizo evidente la ausencia de una perspectiva historiográfica de base articulada según los intereses de la investigación emprendida.Sobre estas bases, se incide particularmente en la situación del Valladolid de mediados del Ochocientos, aquél de la década comprendida entre 1850 y 1861, un período en que el único teatro existente en la ciudad, la veterana Casa Teatro, ya no satisfacía las pretensiones de la sociedad y todavía no se contaba con ningún otro espacio escénico acorde a las necesidades –reales o simbólicas– del momento.Todo ello mediatizado por las aspiraciones de progreso de la época, la defensa de los intereses materiales de la ciudad, el agio de la especulación inmobiliaria, la voluntad demostrativa y autoafirmativa de las clases hegemónicas, la coyuntura sociopolítica y la realidad de unos recursos materiales que no favorecían en ningún caso la viabilidad del proyecto.Así pues, estos años representan, precisamente, los últimos intentos del poder municipal por conservar sus competencias frente al impulso de las nuevas fórmulas de explotación teatral. Todo ello coincidente con un movimiento de alcance nacional de signo análogo que acabará por definir la naturaleza de la actividad dramática contemporánea. Y Valladolid es fiel e integrado reflejo de todo ello.
