La precisión, riqueza y naturalidad de la prosa, un profundo conocimiento del medio humano y del entorno geográfico de los pueblos de la Meseta, la combinación de distanciamiento irónico y simpatía profunda hacia el mundo rural se funden en las prodigiosas estampas contenidas en ´Viejas historias de Castilla la Vieja´. Un emigrante regresa a su aldea tras una larga ausencia y rememora la vida de un pueblo castellano de principios del siglo XX: por una parte, estancamiento, rutina, superstición, atraso, pobreza; por otra, sensación de arraigo y pertenencia, relaciones comunitarias, contacto inmediato con vínculos primarios. Completa el volumen -La caza de la perdiz roja-, delicioso diálogo entre -el Barbas- -un viejo perdicero- y -el Cazador- -el propio Miguel Delibes-, quienes glosan sus experiencias y reflexionan sobre la actividad cinegética.