El cuerpo agredido, violentado, o asesinado ha formado parte d ela historia del arte occidental desde sus inicios. Durante siglos, sin embargo, la representación de la violencia ha sido llevada a cabo por artistas varones desde presupuestos que supeditaban este tipo de contenido (y específicamente la violencia ejercida contra las mujeres) a la belleza canónica, el placer estético y/o el erotismo, hasta conformar lo que en los Estudios de Género se ha venido a llamar "mirada androcéntrica". En el arte contemporáneo, la progresiva incorporación de mujeres artistas con una nueva manera de contemplar la realidad y la violencia ha dado un vuelco a la representación del cuerpo y sus agresiones: allí donde había complacencia, comienza a imponerse lo visceral y lo abyecto, y donde reinaba la aséptica equidistancia del embellecimeinto estético, comienza a abrirse paso la crítica y la denuncia del ataque.
Este trabajo ahonda en los nuevos modos de representación que tres mujeres artistas (Ana Mendieta, Cindy Sherman y Nan Goldin) han venido desarrollando a lo largo de las últimas décadas, utilizando una perspectiva alternativa -una mirada androcéntrica- como eje estructurador de su práctica artística. A través de un exhaustivo análisis teórico-práctico de algunas de sus obras más significativas, se intenta poner de manifiesto la importancia de la mirada de género en la expresión de la violencia simbólica, como revulsivo para la concienciación social, y como instrumento para exponer la hipocresía y las contradicciones presentes en el tratamiento de la violencia contra las mujeres.
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