La Isla Grande de Chiloé representa una extraordinaria reserva de biodiversidad. Su territorio conforma un capital natural de gran riqueza, ya que alberga una amplia variedad de especies vegetales. Los habitantes de la isla, parte de ellos de origen huilliche, han cultivado a lo largo del tiempo estas especies -entre ellas la quínoa- para su uso agroalimentario utilizando técnicas ancestrales transmitidas de generación en generación, siendo las mujeres las principales guardianas de estas prácticas y las responsables de su conservación.