Palabras de familia es poesía porque las páginas comienzan con la afirmación de un nombre, que se escabulle armónicamente entre las letras del título, como si fueran canciones para Julia. Compuesto con versos y estrofas breves, podría parecer que la autora se vale del código fugaz de las redes sociales. Pero no: ella eleva ese lenguaje desde lo más hondo y consigue un poderoso oráculo de aforismos hermosos. Julia cuenta, de esta forma, su historia de familia, como una cascada, siendo ella la tangente que se desprende de su abuela. Palabras de familia es, por tanto, un poemario sugerente, que puede leerse de corrido, como una voz que explica, enigmáticamente, su vida familiar y la de cualquier persona, con sus angustias y recelos... Y permite, asimismo, una lectura cubista de reflexiones, que se disfrutan poliédricamente como píldoras de poesía.
