La persistente crisis financiera y la reacción falta de coraje y persp ectiva de las élites políticas hacen temer un fracaso del proyecto his tórico de construcción europea. Sin embargo, la arquitectónica a la ve z supraestatal y democrática de la Unión Europea, fruto de una evoluci ón jurídica sin precedentes, autoriza a pensar en una coordinación de las decisiones de los Estados de la unión monetaria que no obedezca al modelo, seguido hasta ahora, de un ejercicio intergubernamental y pos democrático del poder. La Unión Europea del Tratado de Lisboa no está alejada de la forma de una democracia transnacional, pues se inscribe en un proceso de juridificación y civilización del poder estatal que posibilita la creación de capacidades de actuación política más allá d e los Estados nacionales. El actual derrumbe de las ilusiones neoliber ales ha promovido la comprensión de que los sistemas funcionales de la sociedad mundial (incluidos los mercados financieros) ya no pueden se r controlados individualmente por los Estados o por coaliciones de Est ados. Como afirma Jürgen Habermas: -En cierto modo, la política como t al, la política en singular, se ve desafiada por esta necesidad de reg ulación: la comunidad internacional de Estados tiene que desarrollarse en el sentido de una comunidad cosmopolita de Estados y ciudadanos de l mundo-. El presente ensayo sobre la constitución de Europa va prece dido por un estudio de la relación entre los derechos humanos y el con cepto de dignidad humana en el que se muestra cómo la dinámica combati va de indignación, nacida de las experiencias de vulneración de la dig nidad humana, impulsa la esperanza razonable de una institucionalizaci ón mundial de los derechos humanos.