Instalado en su magnífica villa de Fontana Rosa, en Menton, y convertido en uno de los escritores que más libros vendían en todo el mundo, Vicente Blasco Ibáñez se adentró en los territorios de la novela corta, género exitoso y popular en la Península, ante la insistencia del editor Artemio Precioso. Así, entre 1922 y 1926, se publicaron en "La Novela de Hoy" los cinco relatos que integran la presente antología. En ellos se reconocen los rasgos característicos de la narrativa blasquista, aunque ahora destacan escenarios y ambientes sobradamente conocidos por un escritor que se consideraba ciudadano del mundo, dotando estas novelas cortas de un sesgo cosmopolita. Se significan en estas historias, asimismo, personajes como el de la mujer fatal o el tipo del ruso expulsado a la Costa Azul por la revolución soviética; motivos como la capacidad de sugestión de la cinematografía y la presencia de un cierto tono melancólico que le permite entrever al lector los recovecos de la intimidad del novelista.